El sector de la salud, desde el nacimiento de las primeras máquinas dotadas de Inteligencia Artificial, siempre ha sido el área en la que los expertos esperaban que esta tecnología pudiera tener la mayor aplicación.
El motivo de las altas expectativas reside en “la posibilidad de gestionar de forma más eficiente los hospitales, los centros sanitarios y los pacientes, así como investigar en las nuevas enfermedades, como el COVID-19, para poder ofrecer una detección precoz y unos cuidados más específicos, minimizando los daños en el paciente y los contagios”, afirman desde ASHO.