Distancia y reducción de contactos. La máxima de la lucha contra la COVID-19 ha tenido grandes impactos en el seno de las empresas, que han tenido que reinventarse a marchas forzadas para seguir trabajando durante este último año y medio de pandemia, provocando una serie de desafíos en todos los ámbitos, incluido el de la cohesión y la identidad corporativa.
Con la vacuna ya administrada en la práctica totalidad de la población en edad de trabajar, la amenaza de los brotes en el entorno laboral y el fantasma de trabajar con un equipo diezmado por el virus o en cuarentena por contactos estrechos parece difuminarse poco a poco y con ello, la ansiada vuelta a la normalidad, más cercana.
Así, las distancias forzadas por el coronavirus cada vez serán menos forzadas y las empresas qué aún mantienen las fórmulas laborales a distancia abren cada vez la mano para la vuelta a la presencialidad en unos términos parecidos a los de la antigua normalidad.
Cierto es que las dinámicas de teletrabajo han llegado para quedarse, y una fórmula que las empresas aplican con éxito es la fórmula híbrida, que combina el trabajo en la oficina y en remoto. Aunque esto supone otra serie de desafíos para las empresas, a nivel de control interno, de resultados y de mantener relaciones humanas estrechas y cercanas, pese a las distancias físicas.
Un desafío empresarial
Sin embargo, la distancia física plantea una brecha evidente en la relación del trabajador con el jefe, así como en los compañeros entre sí, afectando a la cohesión e identidad corporativa de una compañía, que se nutre del factor humano y las relaciones entre sus miembros para construirse y consolidarse.
De este modo, en una relación en la que solo las pantallas median, para un líder es mucho más complicado transmitir qué valores quiere que represente la empresa, generar debates internos y crecer conjuntamente como proyecto empresarial, con todos sus integrantes remando en la misma dirección y bajo las mismas convicciones.
Esto pasa indudablemente en el enorme impacto que supone el teletrabajo en la capacidad para crear equipo. Y es que una pausa del café con un compañero puede generar más vínculos que meses de teletrabajo conjunto. En este sentido, la presencialidad y el calor humano es un factor esencial para generar un sentimiento de pertenencia que es clave para definir un proyecto empresarial.
Saber adaptarse a estos cambios sin perder la identidad de lo que ha hecho a las empresas ser lo que son es uno de los grandes desafíos que encaran las compañías en el retorno a la normalidad para lograr un equipo satisfecho y una empresa representada y abanderada por cada uno de sus integrantes.