La vivienda de lujo no reacciona ante las crisis como el resto del mercado. Este segmento tiene la ventaja de que sus potenciales compradores sufren menos el deterioro económico que los de los inmuebles más asequibles, aunque no se ha librado de una ralentización durante los peores meses de la pandemia.
“En julio tuvimos dos semanas normales de actividad, pero con el inicio de los rebrotes ha vuelto a ralentizarse. La incertidumbre siempre afecta a las decisiones de compra”, apunta Elizabeth Hernández, directora de Barnes Barcelona.
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